Las siglas IFC nacen a fines de la década del 90, cuando un grupo de empresas estadounidenses integraron un consorcio denominado “International Alliance for Interoperability” para la creación de un formato estándar y abierto destinado a facilitar el intercambio de modelos informativos sin la pérdida de datos.
En la realización de un proyecto, cada profesional se ocupa de una actividad específica: el proyectista arquitectónico define las formas, las geometrías hasta obtener el modelo 3D; el ingeniero estructural define los componentes de la estructura (vigas, pilares, paredes, cimientos, etc.) y el ingeniero de instalaciones se ocupa de la definición de todas las instalaciones.
El buen resultado de un proyecto realizado con el método BIM depende por tanto de la disponibilidad de un formato estándar que permita la interoperabilidad y el intercambio de datos con garantía de seguridad, sin errores ni pérdida de información entre todos los profesionales involucrados en el proyecto.
Esta es la razón del IFC, creado con el objetivo de facilitar la interoperabilidad entre los diferentes profesionales y el intercambio de un modelo informativo.
El IFC ha sido concebido para el uso durante todo el ciclo de vida de un edificio: desde el estudio de factibilidad, las fases de proyección y planificación hasta la ejecución y el mantenimiento.
